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Diferencias entre marihuana índica y sativa

El cannabis está considerado como una de las plantas más cultivadas a lo largo de la historia de la humanidad, en diferentes zonas geográficas repartidas por todo el planeta. Desde hace más de 5.000 años, el consumo de esta planta popularmente conocida como marihuana, ha sido destinado a múltiples finalidades recreativas y terapéuticas por parte de innumerables pueblos, culturas y civilizaciones. Gracias a los constantes estudios e investigaciones científicas, se ha establecido una clasificación de subespecies, entre las que destacan las variedades índica y sativa. A partir de este artículo, se pretende ahondar en las principales diferencias morfológicas, organolépticas y psicoactivas que presentan estos dos tipos de marihuana, los cuales también han sido cruzados resultando genéticas híbridas con las mejores propiedades de cada uno.

El cannabis sativa (en latín, cultivada) está considerado como la subespecie más popular respecto al cultivo de marihuana durante las últimas décadas. Fue clasificada como tal en 1753 por el científico Carl Linnaeus. En referencia a su taxonomía, este botánico sueco utilizó la denominación Cannabis sativa L, ya que consideraba que solo existía una especie. Su origen presenta diferentes teorías que apuntan a su aparición en climas cálidos, tropicales y ecuatoriales como Colombia, México o incluso algunos países de África, al igual que otras hipótesis aluden a su descubrimiento en las zonas montañosas del Himalaya (Asia).

En cuanto al cannabis índica, fue el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck quien varios años después catalogó con este nombre a las plantas llegadas de la India, las cuales presentaban mayores propiedades medicinales y terapéuticas. Los primeros datos sobre esta subespecie indican que es originaria de Asia Central, sobre todo en países como Afganistán, Tíbet y Pakistán. Debido al considerable contenido de Cannabidiol (CBD) que presenta, su uso está ampliamente relacionado con el alivio de diferentes dolencias físicas y mentales.

Principales diferencias morfológicas entre índica y sativa

Una de las principales diferencias en cuanto al aspecto de las plantas índicas y sativas, se aprecia fácilmente en sus hojas. Mientras que las primeras muestran una apariencia más ancha y menos aserrada con puntas considerablemente gruesas, las sativas se caracterizan por un abanico más estrecho con puntas finas y largas. Esta disparidad también se extiende a la totalidad de la planta, ya que las índicas son más robustas, frondosas y bajitas con formas arbustivas similares a los cipreses o árboles de navidad. Por otro lado, las sativas son mucho más altas y espigadas, con una mayor distancia entre sus nudos. 

En relación a las flores que producen estos dos tipos de plantas de marihuana, existen múltiples diferencias respecto a su densidad, color y apariencia. Los cogollos de las sativas son más esponjosos, ligeros y aireados, mientras que los cálices que afloran de las índicas se vuelven más densos, apretados y pesados, con una proliferación en forma de racimo en los nudos de los ejemplares. 

morfologia indica y sativa

Asimismo, un aspecto en el que se puede distinguir con facilidad estas subespecies se encuentra en la duración de la etapa floral. Las sativas presentan una etapa generativa más larga, estando adecuadamente maduras tras 10 semanas en la mayoría de estas variedades. Para sobrevivir en climas húmedos con temperaturas elevadas, estas plantas evolucionaron de una forma más alta y alargada, desarrollando una mayor fortaleza frente al moho, hongos y la posible pudrición de las flores.

No obstante, las índicas suelen florecer después de un periodo de floración de unas 7-9 semanas, por lo que son menos susceptibles a sufrir infestaciones de insectos u otro tipo de plagas que pueden mermar la cosecha. Además, por esta alta resistencia, las índicas aguantan de mejor manera los climas fríos y temperaturas bajas, creando cálices con llamativos colores violetas, púrpuras y rojizos.

diferencia entre indica y sativa

¿Cuáles son sus principales diferencias organolépticas?

A través del extendido cultivo de este tipo de variedades cannábicas, se han conseguido discernir diferentes propiedades exclusivas de cada una de ellas. En cuanto a sus perfiles terpénicos, cabe resaltar que las plantas sativas suelen presentar un mayor contenido de terpenos como careno, cineol y terpinoleno. Estas concentraciones de fitoquímicos aromáticos dan resultado genéticas con olores y gustos más cítricos, amaderados, incensados y picantes, que recuerdan al combustible y que se asocia con los sabores y los aromas de la marihuana más clásica. 

Por otra parte, las índicas se distinguen por un elevado porcentaje de limoneno y mirceno, por lo que también suelen ser cítricas, aunque se aprecian notas más dulces y almizcladas, con toques azucarados y acaramelados. También se detectan pinceladas terrosas y similares a frutos secos. 

¿En qué se diferencian los efectos de las plantas índica y sativa?

Los diferentes terpenos -se han encontrado más de 100 en las plantas de marihuana- que caracterizan a las variedades índicas y sativas también son trascendentales a la hora de definir sus efectos. Las índicas presentan potentes propiedades sedativas, por lo que son ideales para mitigar diferentes dolores, espasmos e inflamaciones musculares. Asimismo, sus poderes calmantes también afectan al cerebro, consiguiendo aliviar múltiples trastornos y desórdenes como el estrés, la ansiedad y el insomnio.

En cambio, las genéticas sativas están asociadas a la tipología de marihuana recreativa debido a sus propiedades estimulantes y energizantes, ideales para llevar a cabo diferentes tareas creativas, propias de artistas, músicos, pintores y escritores, entre muchas otras profesiones. La capacidad de generar efectos psicoactivos también pueden ayudar a combatir la depresión, así como mejorar la capacidad retentiva y la atención. De igual manera, es ideal para consumir con amigos o en pareja, situaciones en las que conseguirá animar las conversaciones con una gran dosis de risas y buenos momentos.

efectos de la indica y sativa

Las mejores variedades de índica y sativa

A lo largo de los últimos tiempos se ha popularizado el cultivo de plantas de marihuana índicas, con el propósito de obtener variedades que producen efectos calmantes y sedantes para conseguir la máxima relajación física y mental posible. Algunas de las genéticas más representativas de esta subespecie son Northern Lights, Blueberry, PCK y Afghani #1.

Por otro lado, las cepas sativas puras han sido durante décadas motivo de interés por los mejores breeders de todo el mundo, debido a sus extraordinarios efectos mentales de índole estimulante, enfocados a mejorar la creatividad y las reuniones sociales. Entre las variedades más conocidas de esta subespecie se encuentran Kali Mist, Panama Red, Desfrán, Acapulco Gold y Durban. 

No obstante, para conseguir las mejores propiedades de ambos géneros, la mayoría de las genéticas que se pueden encontrar actualmente en el mercado se denominan híbridas (incluso existen polihíbridas). Estas cepas, nacidas del cruce de diversas variedades, presentan un código genético índico/sativo, entrelazando las principales características organolépticas, productivas y morfológicas de cada una de ellas. Algunas de las plantas más destacables de esta modalidad son Jack Herer, Skunk #1, Critical Mass, Bubble Gum o Tropicanna Cookies (GB Strains).

Asimismo, también se ha popularizado el cultivo de variedades con alto contenido de CBD e ínfimos porcentajes de THC, las cuales carecen de todo tipo de efectos psicoactivos, por lo que su consumo está enfocado a tratar diferentes tipos de dolores físicos, trastornos mentales, así como fortalecer la masa ósea y mitigar afecciones gastrointestinales. Algunas de las mejores cepas, exclusivas del banco de semillas GB Strains, son Harlequin CBD y GB Therapy CBD. 

Debido a las múltiples diferencias que caracterizan a las variedades índica y sativa expuestas en este artículo, en cuanto a su morfología, tiempo de floración, efectos, sabores y aromas, cualquier cultivador puede distinguirlas con suma facilidad. Igualmente, estas genéticas también pueden ser cultivadas mediante diferentes formatos y técnicas, con el objetivo de potenciar sus principales cualidades. Por ello, elegir entre una sativa, índica o híbrida con predominancia de cualquiera de las dos, es una decisión personal que gira en torno a las preferencias del cultivador y del consumidor.

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