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Cómo secar marihuana

Cómo secar la marihuana es una de las preguntas más relevantes que se hace cualquier cultivador que obtiene una prometedora cosecha repleta de cogollos frescos. Sin lugar a dudas, esta tarea es fundamental para obtener una producción final de calidad, maximizando los sabores y aromas de cada variedad, así como para favorecer una mayor concentración de cannabinoides, flavonoides y terpenos.

Por ello, en este artículo se detalla cómo se lleva a cabo este proceso, además de diversos métodos y sistemas, diferencias con el curado de cogollos y algunos de los errores más comunes, que muchos horticultores han realizado durante su proceso de aprendizaje.

Diferencias entre secar y curar marihuana

Aunque los cultivadores con un mínimo de experiencia no tienen problemas para diferenciar el secado y el curado de la marihuana, es importante que los horticultores principiantes conozcan de manera clara y concisa cuál es la principal diferencia entre ambos procesos claves para obtener un material cannábico de calidad.

Por ello, se puede definir el secado de marihuana como el trabajo posterior a la cosecha, cuyo cometido consiste en secar los cogollos frescos, con el objetivo de eliminar el exceso de humedad y clorofila. Estos presentan un contenido de hasta un 75% de agua, el cual tiene que reducirse hasta un 10-15% en un periodo aproximado de dos o tres semanas, e incluso en algunos casos hasta cuatro según el método escogido y de la densidad de los cogollos.

Por otro lado, grosso modo, el proceso de curado del cannabis se centra en el almacenamiento del material ya secado en recipientes totalmente herméticos durante otras dos o tres semanas. Esta labor permitirá que las flores terminen de degradar el contenido restante de clorofila, así como potenciar sus propiedades organolépticas, consiguiendo sabores y aromas más intensos.

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¿Por qué es necesario secar la marihuana antes de su curación?

Previamente al proceso de secar los cogollos de marihuana, es conveniente realizar el manicurado de la cosecha, el cual consiste en eliminar el material sobrante como ramas y hojas, para que las flores estén lo más limpias posibles para la siguiente fase de secado. Además, este trabajo permite seleccionar qué material sirve para realizar extracciones de cannabis y cuál es ideal para realizar los procesos de secado y curado.

A la pregunta de por qué es importante secar la marihuana se puede responder aludiendo a la obtención de la recompensa de un arduo trabajo hortícola de varios meses. Este proceso es fundamental para asegurar la calidad de la cosecha, así como para evitar la proliferación de plagas de insectos y hongos -si los hubiera- que puedan arruinar el sabor de las flores e, incluso, propiciar un desperdicio total de la producción.

Como se ha comentado anteriormente, el exceso de humedad que presentan los cogollos frescos recién cosechados no permite que puedan ser combustionados correctamente. Además, los sabores y los aromas, así como la concentración de cannabinoides como THC y CBD, no estarán completamente potenciados, por lo que esta tarea se torna todavía más importante para conseguir la excelencia cannábica.

Pero como reza el dicho, “una persona que es maestra de la paciencia es maestra de todo lo demás”, por lo que precipitarse en el secado de los cogollos puede derivar en una incorrecta degradación de la resina, además de una inadecuada evaporación de la clorofila, lo que propiciará un sabor similar al de las hojas, más amargo y nada agradable.

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¿Qué sistemas existen para realizar este proceso?

Dentro de la habitación donde se van a secar los cogollos, existen diferentes opciones para llevar a cabo esta labor de manera eficiente. Por ejemplo, los tendederos plegables o las cuerdas enrollables son buenas opciones para tender con pinzas cada una de las ramas. También, se pueden adquirir otras herramientas de gran utilidad como mallas de secado, sobre todo si no se dispone de un gran espacio.

Al margen de los métodos convencionales para secar marihuana, también existen otras maneras más rápidas de llevar a cabo esta labor como por ejemplo con bolsas de papel kraft, donde se introducen las flores durante unos cinco días. También, depositar los cogollos en sobres de papel y colocarlos en una de las ranuras de un aire acondicionado, así como secarlos al sol sobre piedras, método no recomendable puesto que pierden gran parte de sus propiedades organolépticas.

Temperatura y humedad ideal

En primer lugar, es importante poner en valor que el tiempo que dura el proceso de secado dependerá de diferentes factores como la densidad de los cogollos, además de la temperatura y humedad. Asimismo, es fundamental secar la marihuana en una habitación oscura y fresca, donde la temperatura oscile entre 18 y 24 ºC y la humedad relativa se encuentre en torno al 45 y 55%.

Es importante mantener estos niveles, pues una temperatura inferior podría provocar una mayor humedad y si es superior, el secado será más rápido y no se evaporará la clorofila de manera adecuada. Por ello, es aconsejable utilizar diferentes herramientas que aseguran la máxima precisión, como por ejemplo termómetros e higrómetros, además de otros sistemas de ventilación como ventiladores, aunque hay que mantener la precaución con el flujo de aire para que no se dirija de manera directa sobre el material a secar.

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Los errores más comunes a la hora de secar marihuana

Uno de los principales errores cuando se cosechan las plantas de marihuana es cortar los ejemplares cuando el sustrato todavía está húmedo. Hacerlo en este momento es contraproducente, pues las plantas presentan el máximo contenido de agua posible dentro de sus tejidos. Otro error habitual es manipular en exceso las flores, algo totalmente perjudicial pues los tricomas son muy delicados.

También es importante atender a la coloración de los tricomas durante la recolección de la producción, pues cada variedad tiene un punto óptimo para maximizar el contenido de cannabinoides, flavonoides y terpenos. De manera general, cuando los tricomas pasan de una tonalidad ámbar a uno blanquecino y lechoso, será el momento idóneo para proceder al corte.

Por otro lado, es necesario realizar un manicurado previo de los cogollos, con el objetivo de eliminar partes infectadas de las plantas, que puedan derivar en infecciones provocadas por hongos como mildiu, oídio y botrytis. También, es imprescindible hacer revisiones diarias de las flores, así como garantizar una correcta circulación de aire dentro de la habitación dispuesta para dicho cometido.

En definitiva, secar los cogollos de marihuana es una tarea imprescindible para conseguir un rendimiento final en seco de calidad, cuyos sabores, aromas y efectos sean el mejor reflejo posible del trabajo de cada cultivador. Por ello, seguir estos consejos son una gran solución para que el material cannábico se seque correctamente, previamente al proceso de curado.

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