La evolución de las autoflorecientes de cannabis refleja cuánto han cambiado estas variedades desde el comienzo de su distribución. Su desarrollo a lo largo del tiempo es una tema realmente interesante, que hoy vamos a abordar en este artículo. Conoceremos sus procedencias, sus modos de empleo y todo lo relacionado con el cultivo de este tipo de genéticas.
Las plantas de temporada siempre han estado a nuestro alcance. Miles de genéticas diferentes con múltiples propiedades, pero todas con un ciclo de desarrollo muy similar. Mientras tanto, en Rusia y Siberia se desarrollaba una genética conocida como Ruderalis. Este tipo de cannabis cuenta con un ciclo vital de solo 2 meses, incluyendo las fases de crecimiento y floración.
Los breeders siempre habían ignorado esta genética debido a que mostraba unos niveles de THC y un sabor prácticamente nulos. Asimismo, no encontraban ninguna característica en ella que les llamara la atención. Hasta que un día, alguien pensó que podría servir para reducir la duración total del cultivo.
Cómo han evolucionado las autoflorecientes
Los resultados fueron mejores de lo que nadie esperaba. Habían conseguido plantas de marihuana que se desarrollaban en tiempos récord, aunque el peso de su producción y la calidad del mismo eran inferiores a lo esperado. Su desarrollo finalizaba en poco más de 2 meses desde la germinación de la semilla. Algo que sorprendió a los primeros breeders que las probaron, ya que no se había producido ningún cambio de ciclo.
Comenzaron a formar ejemplares con un solo tronco y ramificación muy débil, que rara vez superaban los 30 g. La cantidad de cannabinoides mostrada era mínima, lo que reducía la potencia de la misma. Además, los sabores mostrados por autos no eran precisamente destacables.
Aun así, muchos bancos de semillas decidieron sacar sus nuevas variedades a la venta. Estas genéticas tuvieron una gran aceptación por parte de los cultivadores, siendo muchos los que se atrevieron a probarlas. Otros cultivadores en cambio, consiguieron aprovechar esa resistencia a los cambios lumínicos para comenzar sus cosechas en exterior. Esto se debe a que con farolas y otros agentes externos no podían cultivar genéticas normales.
Autoflorecientes con idénticos sabores y efectos
Tras varios años realizando pruebas, han conseguido eliminar algunos de sus defectos, hasta el punto de conseguir cosechas altamente productivas. A día de hoy, prácticamente todas las genéticas de temporada cuentan con su versión autofloreciente. La mayoría consigue recrear perfectamente su sabor y efecto.
Generación tras generación se han ido seleccionando fenotipos, que posteriormente se volverían a cruzar con la genética de temporada original. Esto permite recalcar sus características sin perder el gen responsable de su inicio de floración automático.
El único punto que tienen en contra las autoflorecientes de generaciones más altas es que su tiempo de desarrollo aumenta. Puede llegar a superar los 3 meses en muchas ocasiones. Aun así, cualquier cultivo de autoflorecientes durará un mínimo de 2 meses y unas 2 o 3 semanas. Por lo que esperar hasta 1 mes más no debe ser problema, pues recompensará con creces el tiempo de más que dura el cultivo.
Podemos encontrar una evolución autoflorecientes de 4ª, 5ª, o 6ª generación. Sus estructuras ya muestran un tamaño superior al esperado en un cultivo típico de autos. Asimismo, la producción de brazos también suele aumentar en gran medida.
En la mayoría de bancos de semillas encontraremos autoflorecientes de 4ª y 5ª generación, que poco a poco irán sustituyendo las autoflorecientes clásicas hasta que estas desaparezcan totalmente del mercado. Otros bancos incluyen en su catálogo autoflorecientes de 6ª generación y las bautizan con el mismo nombre pero con un XL o un XXL al final. En cualquier banco que ofrezca 2 versiones de la misma autofloreciente, deberemos seleccionar siempre la versión más larga. Con ella tendremos un cultivo algo más extenso y en algunas ocasiones será hasta el doble de productivo.
Bancos especializados en autoflorecientes
Algunos bancos como Buddha Seeds o Fast Buds se han especializado en variedades autoflorecientes. Sus catálogos incluyen una selección de autoflorecientes más grandes y vigorosas que las que presentan otros bancos, sin necesidad de anunciarlas como genéticas más vigorosas. Todo el que las ha probado, ha quedado sorprendido por las características de sus cepas. Motivo por el que ambos bancos de semillas cuentan con un gran listado de cultivadores que únicamente desean sus genéticas.
Atendiendo cómo se han desarrollado estas genéticas en los últimos 10 años, solo nos queda esperar para ver qué más novedades puede ofrecernos la evolución de las autoflorecientes. Como hemos explicado, poco a poco se están convirtiendo en el objetivo de muchos cultivadores.